Procesionaria
Plagas de Procesionaria
La procesionaria del pino (según su nombre científico, Thaumetopoea pityocampa) es una polilla muy extendida en los pinares de toda Europa y en concreto de la Península Ibérica.
La procesionaria, presenta numerosos filamentos dorsales muy tóxicos para los animales, y que descienden del árbol para enterrarse en el suelo.
En este momento se desplazan a modo de “procesión”, guiadas siempre por una hembra a la cabeza de la hilera.
La procesionaria del pino es considerada como una oruga, por lo tanto, su ciclo vital será también como el resto de orugas. En primer lugar se produce el apareamiento y esa misma noche se produce la puesta de huevos, que pueden ser hasta 300.
Un mes después, antes del mes de octubre, los huevos se convertirán en larvas. Durante los meses de invierno construirán las llamadas bolsas o nidos de procesionaria para protegerse.
Principales daños causados por la Procesionaria del Pino
Las señales que pueden darnos pistas sobre el ataque de una plaga de carcoma pueden ser:
Pérdida de acículas (así se llaman las hojas de las Coníferas). Las orugas, al alimentarse de las acículas durante el invierno, provocan que estas caigan y se sequen, dando a los pinos un feo aspecto estético. Además, al quedar debilitados, se facilita el ataque de otras plagas y hongos.
Urticarias y alergias en personas y animales domésticos. La procesionaria puede provocarnos irritaciones en la piel, ojos y nariz. Producen reacciones alérgicas en forma de sarpullido o erupción en el cuello, los brazos, las piernas y el torso, que puede durar varias semanas, conjuntivitis y problemas respiratorios. Los causantes de esto son los pelillos urticantes de los que están recubiertas las orugas de la procesionaria. Estos pelillos van flotando y se dispersan con el viento.
Una vez se haya producido el contacto con la piel el mejor tratamiento que podemos hacer es lavar la zona rápidamente con agua y jabón frotando.
En los casos leves con una pomada para alergia de procesionaria y un antihistamínico será suficiente. En los casos graves con problemas respiratorios, es importante acudir al médico.
Consejos para eliminar la procesionaria
Eliminar el nido. Si las bolsas están a una altura accesible, eliminarlas del árbol es la mejor opción. Esto debe hacerse con extremo cuidado y utilizando guantes largos y cualquier tipo de precauciones adicionales, ya que es una actividad que implica riesgos. Es preciso hacerlo a la hora más cálida del día, que es cuando las orugas están menos activas y, seguidamente, quemar el nido, no sólo para matar las orugas, sino para quemar sus pelos, que siguen siendo peligrosos una vez muertas.
Trampas de feromonas. Este medio pasivo utiliza una feromona similar a la que emiten las orugas hembras. La feromona atrae a las orugas macho hacia una trampa de la que no pueden salir.
Tratamientos fitosanitarios. Se trata de pesticidas químicos que matan a las larvas. Es esencial usar pesticidas que no dañen los árboles
Barreras físicas. En los comercios se encuentra un producto que consta de una especie de cono que envuelve el tronco del árbol y que dirige las orugas hacia una bolsa de la que no pueden salir, evitando que lleguen al suelo y se reproduzcan. Otra forma simple es envolver el tronco del pino con algún tipo de cinta plástica sobre la cual las orugas se quedarán pegadas.
Destrucción de los huevos. Durante el verano es posible encontrar sus huevos y destruirlos antes de que eclosionen. Estos huevos son presa de pájaros y de otros insectos y no es una tarea sencilla identificarlos visualmente, pero una vez destruidos, el ciclo vital del insecto queda interrumpido definitivamente.
Otros remedios caseros no son recomendables o incluso es preferible evitarlos, como pisar las orugas. Al destruirlas con el zapato, los pelos pueden quedar adheridos a la suela y luego llegar hasta nuestro hogar donde pueden estar al alcance de bebés o mascotas. Hay que tener siempre en cuenta que lo importante no es tanto matar la oruga como destruir sus pelos urticantes, que son los que representan un mayor peligro para los seres vivos, por lo que es siempre conveniente tomar el mayor número de precauciones posibles.
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