La vigilancia del estado fitosanitario de las palmeras es la principal herramienta para el control de la plaga, por ello se recomienda visualizar el aspecto exterior de la palmera como mínimo cada 30 días. Cuando se observe algún síntoma de ataque de la plaga, se recomienda actuar rápidamente, para que las larvas del picudo rojo no sigan destruyendo el interior de la palmera.
Existen dos protocolos de lucha en modo preventivo: integrado y químico. Ambos son válidos, si bien los resultados recomiendan el protocolo integrado, ya que aporta una serie de ventajas medioambientales y en invierno el producto biológico funcionan mejor que los productos químicos disponibles.
Para tratamientos preventivos en palmeras con riesgo de infestación, se seguirá una cadencia de tratamientos químicos cada 60 días, alternando los productos químicos siguiendo el calendario establecido. Este protocolo es más agresivo mediambientalmente y requiere de mayores medidas de seguridad, dado que se aplican productos químicos en todos los tratamientos.
La cirugía o saneamiento mecánico es una labor necesaria en palmeras gravemente afectadas, bien para eliminar formas vivas de la plaga o para eliminar daños secundarios, como la podredumbre de tejidos anexos a las galerías.
La cirugía puede ser parcial o total, dependiendo del estado de infestación de la palmera. Se aconseja hacer cirugías parciales, dado que se dejan palmas que son reservas para la palmera. Aunque se realice una cirugía, la palmera ha de seguir tratándose igual que cualquier otra palmera afectada, incluso con más cuidados aun, ya que se ha realizado una gran herida de la cual se ha de recuperar.